10.11.2007

Miss Tanzania.


"...Ay! lo que me duele, lo que me duele,
lo que me duele , válgame Dios..."
Cero treintaynueve, Chicoché.

Hace un par de meses, en mi depita en Guanatos, nos encontrábamos en una sana tertulia animados por varios pares de caguamas: el británico Simon -oriundo de un pueblito inglés llamado Tecojobishi, así dice él-, la finlandesa Anu -mejor conocida como Helicóptero- y Ortuño -mi artista favorito-. En medio de las aberraciones que generalmente cometíamos después de tres caguamas, llegamos a la sapientísima decisión de ver el certamen de Miss Universo, que se transmitía esa noche. Armados con más cerveza, nos arreplanamos a ver el programa esperando tener un rato ameno y reírnos de estupideces -creo que de lo único que nos reímos fue de que Miss USA se cayó-.

Fue peor de lo que creí. Al momento en el que apareció Miss Tanzania, una negra gigantesca, rapada y enfundada en un vestido blanco, todos caímos en depresión. Esta mujer era demasiado guapa para ser real, tiraba a la basura cualquier estándar de belleza preenstablecido y ostentaba una presencia que hacía ver a las demás contendientes como un catálogo de siliconas.

Lo más sensato que pudimos hacer fue dejar de ver el pinche programa, mientras Helicóptero y yo nos poníamos un intoxicadón con cerveza, chingadamadre.

Posterior a este evento, la situación fue tema de múltiples discusiones. El concepto de Miss Tanzania trascendió a ser el epítome con el cual se designaba el non plus ultra de belleza sui géneris y porte. A lo que posteriormente me llevó a un conflicto. Ahora explico mis pendejadas:

Estoy consciente de que no soy ni seré parte del estándar establecido de guapez, pero que como soy un cúmulo de curiosidades (brazos y piernas larguísimos y desproporcionados, dientes abrecaguamas, ojitos de contrabando y de pavorreales volando; barba, bigote y pelo en pecho; huesos que me quedan grandes, lengua de gato y barriguita de niña de Biafra), alguna gracia he de tener. El pinche problema aquí es: ¿POR QUÉ PUTAS NO TENGO SEGURIDAD?

Hace unos días, hablando con Ernesto de esta situación, descubrí que tengo al mundo engañadísimo, pues él me dijo que parezco ostentar una seguridad rompemadres. Días antes, saliendo con Israel, Marco, uno de sus amigos, le comentó que mi expresión corporal era impresionante en cuanto a proyección de seguridad. Pues con la pena, pero no. Dentro de mis viacrucis personales -que manque no tengan romanos no dejan de ser admirables- se encuentra el tener que pasar por algún sitio en el que invariablemente voy a ser evaluada. Dícese de un pasillo, un camión, una calle con gente, whatever. La raza no lo sabe, pero debo hacer un esfuerzo ingente por caminar derecha, apretar los músculos de la espalda, cerrar los puños, pensar que soy lo mejor del mundo -sin creérmelo- y caminar como si bailara a ritmo de Love me two times o La Mayonesa. Nadie ha notado (creo) el sudor frío que me escurre por la espalda durante todo este proceso. No es que busque una presencia apabullante (aunque eso parezca) sino una mera cuestión de supervivencia , que me permita mi miserable 1.60 y mis ínfimos 45 kg.

No le anque, yo sé que hay momentos en los que vivo con la invariable certeza de que soy una hierofanía. Chínguense.

5 comentarios:

Yo soy el venadito dijo...

¿Qué chingados se piensan todos? ¿No piensan postear aquí? Me voy a poner a llorar.

Anónimo dijo...

Jajaja! ps Ya llegué yo xD!...


Gina, pues que decir, no manches.

Como te comenté vía MSN, ahora encajan a la perfección muchos recuerdos.

Ps todos tenemos esas etapas, las mías son mas graciosas creo jeje...


Espero estés muy bien!

Anónimo dijo...

nadie posteo por k le paresio de lo mas falso esta mamada de que no tienes seguridad, es mas el post nomas es pa k la raza te recuerde que tan segura eres que hasta haces publica tu vida
jajajajajaja y el masio bailando
y comiendo atun

Yo soy el venadito dijo...

Cervecer Vázquez: Chínguele, neta que nadie me creyó. Pero deveritas, deveritas, a veces no tengo seguridad. Poquito, pero sí. Una hace su vida pública cuando se acostumbra a los reflectores, verbigracia. Ya, no se me pausterize. Quiérola.

Makky dijo...

El otro día, toda despreocupada, iba caminando por el centro. Llevaba mínimo 2 horas ahí, vaporizada por el smog, empanizada con el sudor y el polvo, acababa de comer y se me había tirado algo en los shorts (que convenientemente eran blancos). A los 18, cuando no me importa a dónde voy, me sigo vistiendo como si tuviera 10 porque la ropa aún me queda. (Un short y una playera son la combinación más cómoda del mundo.)
Resulta que "en mi estado" de fodonguez (no quiero ni mencionar la apariencia de mi "cabellera"), me topé con un conocido del que simplemente no me pude escabullir. Saludo de beso y toda la cosa, le presenté a mi acompañante, tuvimos una MUY breve plática, seguida por una pronta despedida. ¿En qué pensé todo el rato? "Dios Santo, mi apariencia... ¿Qué va a pensar de mí?"
La próxima vez que lo vi, me dijo, "¡Qué pena con Fulanita!" ¿Por qué? "Porque yo andaba todo horrible, con shorts, desgreñado, etc." Así que ni se fijó en el desastre que yo era por fijarse en el desastre que él era, y viceversa.
Es cuando ando bien vestida que observo detenidamente la apariencia de los demás.
¿Se siente insegura acerca de su persona? Está bien. Hay que ser humildes y recordar que no en todo somos perfectas.
Un ENORME abrazo.
-"Mini me" (aparentemente)