8.14.2007

Por que hablo como idiota.

Ando imparable. Llevo dos días oficiales como estudiante de la maestría y ya no hay quien me aguante. He llegado a varias consideraciones a lo largo de todo este tiempo, pero tengo poco tiempo y a fin de cuentas a la fanaticada ni le importa.

Una de las principales conclusiones a las que llegué el día de ayer es que todos los primeros días de clase en una nueva escuela se sienten igual o peor. A la mera uno ya no trae lonchera, ni un chingo de libritos de texto recién forrados, cuantimenos uniforme (bueno, eso lo pongo en entredicho); sin embargo, se sigue sintiendo de la chingada. Ahi va el Venadito sola por pasillos atestados, tratando de conservar el porte. Creo que un tipo me mostró el chicle que estaba masticando y casi me pongo a llorar. Me distraje pensando en la posibilidad de que todos los que nos sentíamos igual nos pusiéramos a llorar en ese momento. Después consideré que probablemente yo era la única que se sentía chinche, rebaba de madera, colilla olvidada, cucharita de café desechable sin taza y sin café. Ni modo. No le anque que conque manque, anque anque conque. Espero afuera de mi salón tratando de verme como mujer de mundo sin lograrlo. Al momento de comenzar la clase, la profesora decide establecer la bonita dinámica en la que todos nos presentamos. No me chinguen. Les digo, se siente todo exactamente igual que en primero de primaria. Al hacer mi terrible intervención mientras hablaba de mí poquito y las manos me sudaban a chorros, menciono mi otrora instucción filosófica. No tengo ni la más pinche idea de qué tan sobrevaluada está la carrera de Filosofía en el mundo, en la Unam o en la Lagunilla, pero la profesora comienza a ponderar la presencia de una filósofa (su servilleta) en el grupo, y lo importante que sería mi participación. En ese momento yo pasaba a ser una servilleta hecha bolita que no le atinó al cesto de basura.

Yo sé que no me la creen. Una cosa es que me guste lucirme y otra cosa es que me me guste exponerme. No es lo mismo ni es igual. Total, cuando empezó a caer la tarde tuve una muy bonita recepción entre un frío del carajito, botellas de vino tinto, risas, viejos y nuevos compas, promesas de gas pimienta, y mis labios morados por el tinto de La Furia. Las nubes sobre mi cabeza junto con la certeza de que la soledad a veces se queda lejos, y que otras le da por estar jodiendo.

Hoy por la mañana fui reprendida frente a todo el grupo por llegar tarde, la profesora con ojos de color Pato purific me reprochaba el que yo tuviera un café y yo volvía a sentirme microbio. Ya me está cansando esto de ser el centro de atención pa' pura chingadera. Total, hoy hubo una serie de encuentros chingones y otros chingativos. Con esto descubro que la ciudad de la esperanza se empieza a convertir en la ciudad de lo inesperado.

2 comentarios:

B. Rimbaud dijo...

Hermosura de mujer, me siento ofendido por que diga que a la fanaticada no le importa lo que le pase...se ha olvidado de que usted sigue siendo el sustento ontológico de belleza para muchos?

Por lo demás, recuerde de aplicar el método ginesco: hableles de usted siempre que tenga la oportunidad.

Usted no se preocupe por si guarda el porte, ya que se le dará por añadidura.

Anónimo dijo...

Mi niña de los ojos bonitos, si es parte de su sexapil, encontrar frases por el mundo y darlas a conocer cuando haya oportunidad, aparte es pura envidia de gentesss que no tienen donde depositar sus sentimientos y pues lo hacen para conocer al enemigo suponiendo que es una guerra academica... Te quiero friducha y hoy mas que nunca te entiendo pues ya sabes que andamos en las mismas... (Alumnos: Mercadologos, Comunicologos, Politologos... Psicologos: yo)