3.04.2007

G. Terrorista.



Puedo justificar mi discriminación a un nivel personal. Sin embargo, no sé qué pasaría si estando yo en un estado inconveniente, o solamente muy susceptible, se me proporcionara un arma. Tampoco sé qué pasaría si el fondo monetario internacional o el banco mundial -así, con minúscula- patrocinara mi terrorismo (que con toda seguridad lo haría, si existiera un trasfondo adecuado en mis arrebatos). Llevo rato tratando de organizar mis ideas, considerando en base a un suceso que yo ni conocía, la situación de mi microcosmos, o por lo menos, la de mi propio contexto. Por hoy, ya no entiendo nada. La miseria en la mente del ser humano alcanza dimensiones insospechadas. Nuestro desconocimiento acerca del mundo es tan sistemático como el cerrar los ojos cuando hay un gato atropellado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Educad a los niños de hoy para que no sea necesario castigar a los de mañana...

Anónimo dijo...

Debemos arrojar a los oceanos del tiempo una botella de náufragos siderales, para que el universo sepa de nosotros lo que no han de contar las cucarachas que nos sobrevivirán: que aqui existió un mundo donde prevalació el sufrimiento y la injusticia, pero donde conocimos el amor y donde fuimos capaces de imaginar la felicidad.

Garnacher dijo...

Gabo es Gabriel García Márquez.
Tú me dijiste, hace 7 años 2 meses 14 días y 4 horas y minutos, que así le dicen los compas.

Yo soy el venadito dijo...

Veritas: voy a tomarme la libertad de citar a un caballero de tristísima figura, pero finísima estampa: '¡péguenles, mejor!'. No se me pierda, panzón, bienvenido sea a este humilde blogsito. Abrazo con tres vueltitas.

Garnacher y su caracterización de Gabo: ya su segura servidora se dio la tarea de pintar muros de argamasa lunar con lipstick rojo pidiendo ayuda a gritos. Y hace 7 años, 2 meses, 14 días, 4 horas y minutos, estaba yo con usted afuera del teatro Ferrusquilla hablando de otra cosa, mientras usted comía tamarindo con chile.